Tocante a algunos temas específicos, es muy difícil separar nuestras perspectivas culturales de una perspectiva bíblica. A veces, un cristiano tiene una perspectiva positiva de algo que la Biblia tiende a ver negativamente. Por otro lado, un cristiano a menudo tiene una perspectiva negativa de algo que la Biblia tiende a ver positivamente. Un tema que muchos cristianos tienden a ver de manera negativa es el tema de la propiedad y la posesión de bienes. Aunque la Biblia ciertamente nos advierte contra los posibles abusos de la propiedad, afirma el valor moral de la posesión de bienes como algo inherentemente bueno que Dios nos ha dado como una bendición.
Cuando Dios le dijo a su pueblo, “No hurtarás” (Éxodo 20:15), afirmó que la posesión de bienes es algo moralmente bueno. El mandato contra el robo no tiene sentido si no existe la propiedad personal. El acto de robar es tomar por ti mismo algo que pertenece a otra persona. Entonces, si nada pertenece a nadie, el robo no existe.
Dondequiera que una sociedad haya sido influenciada por el marxismo o el socialismo, habrá algunos que tengan una perspectiva muy baja del derecho de la propiedad. El marxismo hizo bien al identificar un problema en la sociedad; es decir, que gran parte de los bienes del mundo son propiedad de tan pocas personas que además son muy ricas y muy poderosas. Sin embargo, las soluciones ofrecidas por el marxismo no han sido útiles a largo plazo. Por ejemplo, el marxismo, aunque entendió claramente las tendencias opresivas entre los ricos y los poderosos, no vio claramente que esas tendencias están en todos nosotros. Entonces, cuando los pobres y los desfavorecidos ganaron el poder, se reveló sus propias tendencias pecaminosas y opresivas, y la antigua tiranía se reemplazó por una nueva tiranía.
Otra razón por la que el marxismo no cumplió sus promesas tiene que ver con este tema de la posesión de bienes. Cuando un sistema político les quita el derecho de la propiedad a las personas, elimina un componente clave de la estabilidad social. Como cristianos, debemos entender que la propiedad es algo que Dios mismo estableció, y es una gran bendición. Lo podemos ver en dos maneras específicas.
En primer lugar, la posesión de bienes es una poderosa motivación para el trabajo significativo. Si no existe la posesión de bienes, la motivación para trabajar se reduce tremendamente. Podríamos desear que todos estuviéramos motivados por el beneficio de los demás o de la sociedad en general. Sin embargo, en nuestra debilidad humana, necesitamos una motivación mucha más relacionada con nuestro trabajo. Es muy difícil trabajar duro en algo que carece de una relación directa con el beneficio específico del trabajo. Por lo tanto, al establecer el derecho de propiedad, las personas pueden trabajar, ganar dinero, y comprar bienes sobre los cuales tienen verdadera posesión.
En segundo lugar, la posesión de bienes hace posible el florecimiento humano. Cuando las personas pueden trabajar y ejercer la propiedad de los bienes, el resultado para las personas es un nivel de vida más alto. Necesitamos recordar que Dios le dio a su creación especial, a los seres humanos, un mundo físico en el cual pueden vivir, disfrutar la vida, y prosperar. La creación vino con comida, belleza, los medios para hacer ropa y abrigo, y la posibilidad de muchas invenciones y descubrimientos que proveerían comodidades y conveniencias adicionales. Entonces, si las personas no tienen la posibilidad de mantener la posesión de las cosas que han hecho o han comprado, el resultado sería que todos vivirían careciendo de muchas cosas importantes para el florecimiento humano.
Algo que vemos en cada uno de los Diez Mandamientos es que Dios está protegiendo una cosa específica o un principio específico de la vida. En el caso de este mandamiento tocante al robo, Dios protege nuestro privilegio de poseer las cosas. Como también es el caso con todos los Diez Mandamientos, vemos el amor de Dios a su pueblo de manera específica en cada mandamiento. En el mandato, “no hurtarás”, el amor de Dios se revela en que él desea que disfrutemos los beneficios de su creación y el fruto de nuestro trabajo.
El teólogo, Wayne Grudem, en su libro Negocios para la gloria de Dios, dice que una razón de que Dios nos dio este mandamiento es que por medio de la posesión de bienes imitamos la soberanía de Dios sobre el universo.
Así como Dios cuida su universo, ejercitamos ese aspecto de haber sido creados a la imagen de Dios cuando cuidamos las cosas que Dios nos ha permitido poseer. Grudem menciona que cuando cuidamos las cosas que poseemos, tenemos la oportunidad de imitar muchos otros atributos de Dios, como la sabiduría, la creatividad, el cuidado de los demás, la bondad, la imparcialidad y mucho más. [1]
Por cierto, hay muchos peligros y tentaciones que acompañan la propiedad. El cristiano debe ser generoso; debe cuidar bien lo que Dios le ha dado para no menospreciar las bendiciones de Dios. La posesión de muchas cosas abre la puerta en el corazón de un cristiano para adorar más la creación que al Creador mismo. Pablo, en Romanos 1, nos advierte de ese peligro. Hay iglesias evangélicas que han tomado este don de la propiedad, y lo han llevado al punto de una idolatría extrema en la proclamación del “evangelio de la prosperidad.” Como cristianos, es necesario ser diligentes en guardar nuestros corazones de estas tentaciones.
Sin embargo, aunque existen serios peligros y tentaciones que acompañan la posesión de las cosas, hacemos bien en aclarar el valor de lo que Dios nos ha dado, el derecho de la propiedad, y el privilegio de ejercer una soberanía limitada sobre nuestras posesiones. ¿Por qué? Porque cuando disfrutamos de lo que Dios nos ha dado, y al mismo tiempo tomamos esas cosas y, a través de la generosidad y compartiendo lo que tenemos con otros, bendecimos a los que nos rodean, glorificamos a Dios de una manera poderosa.
[1] Wayne Grudem, Negocios para la gloria de Dios: Enseñanzas bíblicas acerca de la ética en los negocios, Editorial Vida, Capítulo 1.
Autor
Está casado con Cheryl y tienen tres hijos, Lauren, Micah y Abigail. Juntos han trabajado como misioneros en el Perú desde el año 2006. Es el pastor principal de la Iglesia Bautista Gracia, en el centro de Lima. Tiene su Bachiller en Educación de la Universidad de Bob Jones, y una Maestría en Teología de Calvary Baptist Theological Seminary.
- Tim Chapmanhttps://blog.graciaenlima.com/author/tim/
- Tim Chapmanhttps://blog.graciaenlima.com/author/tim/
- Tim Chapmanhttps://blog.graciaenlima.com/author/tim/
- Tim Chapmanhttps://blog.graciaenlima.com/author/tim/