Hace poco más de un mes, ninguno de nosotros hubiera imaginado que estaríamos cancelando las reuniones de nuestra iglesia debido a esta pandemia del Coronavirus. En una información reciente, Perú tiene 71 casos confirmados del virus Covid 19. Todos entendemos que hay muchas más personas en nuestro país que han sido infectadas con el virus. En los próximos días, seguramente veremos que ese número aumente exponencialmente.
Existe un evento en I Crónicas 21, que nos ayudará a pensar bíblicamente sobre cómo responder frente a esta crisis. Ocurrió algo interesante en la historia de Israel durante el reinado de David. El rey David había tenido éxito en conquistar a sus enemigos, y había establecido una verdadera paz y prosperidad en la nación. Sin embargo, lo que pasó es algo muy triste, pero que puede ayudarnos a entender lo que está sucediendo en este momento con la situación del Coronavirus. Aunque este escenario bíblico y nuestro escenario son muy diferentes, hay algunos paralelos únicos que podemos notar.
Hay cinco verdades que este pasaje destaca para nosotros al considerar lo que es vivir en un momento de gran crisis.
- Nunca estamos tan seguros como tendemos a creer.
Los capítulos previos a este evento nos muestran una situación en Israel de gran paz, prosperidad y seguridad. I Crónicas 18:14 resume bien cómo era la vida en Israel en ese tiempo. “Reinó David sobre todo Israel, y juzgaba con justicia a todo su pueblo.” Sin embargo, en un corto período de tiempo, 70.000 hombres de Israel murieron.
Hoy, estamos lidiando con un virus microscópico, algo que nadie sabía que existía hace solo seis meses, y, sin embargo, está teniendo un efecto enorme en todo el mundo.
Jonathan Edwards, un pastor del siglo XVIII, en unos de sus sermones más famosos, Pecadores en las Manos de un Dios Airado, dijo así:
“No es ninguna seguridad para los hombres malvados por un momento que no haya a la mano medios visibles de muerte. No es ninguna seguridad para un hombre natural que ahora esté sano y que no vea de qué manera debería salir inmediatamente del mundo por casualidad y que no hay peligro visible en ningún aspecto en sus circunstancias. La experiencia múltiple y continua del mundo en todas las edades muestra que esto no es evidencia de que un hombre no esté al borde de la eternidad y que el próximo paso no será hacia otro mundo. Las formas y los medios no visibles de que una persona pueda salir del mundo son realmente innumerables e inconcebibles. Hombres inconversos caminan encima del pozo del infierno sobre una cubierta podrida. Y hay innumerables lugares en esta cubierta tan débiles que no soportarán su peso y estos lugares no se ven.”
¡Nunca estamos tan seguros como tendemos a creer!
- Ninguna crisis queda fuera del gobierno soberano de Dios en el mundo.
En el versículo 1, Satanás incitó a David a hacer este gran pecado. El pasaje paralelo en II Samuel 24 nos dice que fue Dios quien incitó a David a hacer este censo de Israel. En el versículo 7, vemos que lo que David hizo desagradó a Dios, y lo castiga en consecuencia. Para algunas personas, esto parece muy confuso. Sin embargo, la forma correcta de entender esto es que juntas estas tres cosas nos señalan el hecho de que nada de esto sucedió fuera del control soberano de Dios. Aunque la maldad de Satanás y el orgullo de David jugaron un papel importante en este evento, fue Dios quien siempre tuvo el control total.
Debemos recordar en la historia de Job que Satanás jugó un papel clave en el sufrimiento que soportó Job; sin embargo, la conclusión final es que Dios tuvo el control total de la situación de principio a fin para lograr sus propósitos.
Para nosotros como cristianos, este es un gran fundamento para nuestra fe. El Salmo 46:1 nos recuerda que Dios es nuestro amparo y fortaleza, y su auxilio está cerca. Debemos confiarle por completo.
- Dios asigna una gran responsabilidad a nuestros líderes políticos, y sus decisiones son de enorme importancia.
Dios tomó responsable a David, pero todos los que estaban bajo el gobierno de David se vieron afectados. Esto puede ser difícil de aceptar para nosotros, pero todavía vemos esa realidad hoy.
En China, cuando descubrieron esta enfermedad, hubo intentos de parte del gobierno de encubrir la situación en la ciudad de Wuhan en lugar de ser abiertos y transparentes acerca del peligro. Cuando la noticia se hizo pública que se estaba propagando un virus peligroso, el virus ya se había ido a otros países, y no había manera de contenerlo. Las decisiones que toma un gobierno siempre tienen ramificaciones.
Aquí en el Perú, los líderes de nuestro país buscan activamente controlar esta pandemia del Coronavirus para el bien de la población. ¡Debemos estar profundamente agradecidos por eso!
¿Cuál debería ser nuestra respuesta?
Deberíamos hacer todo lo posible para ayudar y apoyar a nuestros líderes en su búsqueda de hacer lo mejor para la gente. Tanto Pedro como Pablo nos instruyen a comprender el papel del gobierno de esa manera y a someternos a sus requisitos (Romanos 13:1-7, I Pedro 2:13-17).
Nuestra responsabilidad es siempre amar a nuestro prójimo. En esta situación, cuanto más se extiende el virus, más personas se ponen en peligro. Como cristianos, es nuestra responsabilidad amar a los que nos rodean evitando ser parte de la propagación de este virus. Por esa razón, hemos cancelado nuestros servicios este fin de semana y posiblemente por varias semanas más. Por estas razones, debemos seguir las pautas que nuestros líderes nos están comunicando. Eso incluye lavarnos las manos por 20 segundos y hacerlo con bastante frecuencia, cubrirnos al toser y evitar el contacto personal con otras personas. Por ahora, es bueno evitar todas las circunstancias innecesarias en las que podríamos ser parte de la propagación de este virus. Tenemos que comer y trabajar, así que vaya a trabajar y a comprar comida, pero evitemos cualquier participación innecesaria en la propagación de este virus.
- La intención de Dios es que los tiempos de inseguridad nos hacen volver a confiar en su misericordia.
David sabía que su única esperanza era la misericordia de Dios (Versículo 13). Entonces, se aferró a Dios y su misericordia. Dios todavía promulgó un castigo. Envió la peste que mató a 70.000 hombres. Pero, incluso ahí, vemos la misericordia de Dios. No permitió que los enemigos de David devastaran a Israel, y no permitió que el sufrimiento continuara a largo plazo con tres años de hambruna.
La intención de Dios es que los tiempos de inseguridad nos hacen volver a confiar en su misericordia.
- Un evento alarmante como esta pandemia del Coronavirus destaca la fidelidad de Dios hacia su pueblo.
Versículos 14-15, “Así Jehová envió una peste en Israel, y murieron de Israel setenta mil hombres. Y envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: Basta ya; detén tu mano. El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán jebuseo.” ¿Por qué Dios hizo parar al ángel antes de entrar a Jerusalén? La respuesta: Porque Dios es fiel a sus promesas.
Cuando el pueblo de Israel llegó por primera vez a la tierra de Canaán bajo el liderazgo de Josué, comenzaron a conquistar las ciudades y las naciones de la tierra. Uno de los grupos que no pudieron conquistar fueron los jebuseos que vivían en Jerusalén. No era hasta que llegó David que Israel finalmente expulsó a los jebuseos de Jerusalén, y David la convirtió en su capital. Aparentemente, algunos de los jebuseos se aferraron al Dios de Israel, y se les permitió permanecer en la tierra. Después de que David desobedeció a Dios e hizo el censo, el ángel del Jehová fue por todo Israel matando a los hombres con la peste. Cuando llega a Jerusalén, está a punto de destruir a los hombres en Jerusalén, y Dios lo detiene. Lo detiene justo en la era de un hombre llamado Ornán, un jebuseo. David le compra el sitio a este hombre, y construyó allí un altar y ofreció holocaustos y ofrendas de paz al Señor. Dios le respondió con fuego del cielo. David declara: “Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel”. (22:1). La siguiente cosa que leemos es la historia de David preparando los materiales para que su hijo Salomón construyera el templo.
¿Por qué importa todo esto?
Dios no está dispuesto a destruir Jerusalén porque es allí donde Salomón construirá el gran templo, el lugar donde Dios vendrá y morará entre su pueblo. Desde el principio de los tiempos, el deseo de Dios ha sido habitar con su pueblo. Cuando Adán y Eva pecaron, eso afectó nuestro acceso a la presencia de Dios. La humanidad ya no podía estar en la santa presencia de Dios. Pero Dios no renunció a su deseo y plan de vivir con su pueblo. Él eligió una ciudad, Jerusalén, y allí ordenó a Salomón que construyera el templo que sería la morada de Dios. Pero incluso Salomón, el día que dedicó el templo, reconoció que el mundo mismo no puede contener a Dios; mucho menos un templo hecho de manos.
Finalmente, debido al pecado del pueblo, tanto Jerusalén como el templo fueron destruidos. Nos preguntamos, ¿qué hay del plan de Dios para habitar con su pueblo? Encontramos la respuesta en los últimos capítulos de la Biblia. El apóstol Juan vio la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios. Una voz fuerte declaró: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres.” (Apocalipsis 21:2-3). La razón por la que Dios detuvo al ángel de muerte al borde de Jerusalén es para mostrarnos que él está comprometido a morar con su pueblo. Aunque a veces Dios castiga el pecado y permite un gran sufrimiento e inseguridad, sobre todo, Dios se compromete a vivir un día con su pueblo para siempre en una ciudad que nunca experimentará una pandemia o una crisis de ningún tipo.
¡Debes confiar en su fidelidad!
Autor
Está casado con Cheryl y tienen tres hijos, Lauren, Micah y Abigail. Juntos han trabajado como misioneros en el Perú desde el año 2006. Es el pastor principal de la Iglesia Bautista Gracia, en el centro de Lima. Tiene su Bachiller en Educación de la Universidad de Bob Jones, y una Maestría en Teología de Calvary Baptist Theological Seminary.
- Tim Chapmanhttps://blog.graciaenlima.com/author/tim/
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