Normalmente escuchamos las siguientes frases: «haz lo que te dicte tu corazón», «sigue tus instintos» o «hazlo si te sientes bien con eso». Déjame decirte que seguir estos consejos es lo peor que podemos hacer, pues nuestros corazones nos mienten más que nadie en el mundo y son la fuente de nuestros deseos egoístas; buscan su propia vanagloria. Por ejemplo, a nuestros corazones les gusta (1) pensar en nuestra felicidad y comodidad antes que la de los demás, (2) creer que somos mejores de lo que realmente somos, (3) creer que somos víctimas de las actitudes de otras personas y (4) que lo que nosotros les hacemos a otros es nada en comparación a lo que los demás nos hicieron. Entonces, ¿realmente crees que debemos hacer lo que nuestros corazones nos dicen?
Sabemos que del corazón salen nuestras emociones y todos lidiamos con nuestras emociones negativas, la diferencia radica en cuáles son esas emociones y cómo lidiamos con ellas, personalmente tiendo a lidiar con el enojo, especialmente cuando los demás no actúan como yo quisiera, pongo un parámetro muy alto a la conducta que deben tener los demás, pensando equivocadamente que yo no actuaría como ellos y es allí donde sale a relucir mi orgullo, aquel que me hace pensar que soy la «víctima». Otra emoción con la que lidio es la ansiedad, especialmente cuando quiero lograr algo y no dejo de pensar en eso hasta conseguirlo, no sería malo si es que simplemente haría lo que me corresponde hacer y descansaría en la voluntad de Dios.
Según la psicología moderna «las emociones se suelen definir como un complejo estado afectivo, una reacción subjetiva que ocurre como resultado de cambios fisiológicos o psicológicos que influyen sobre el pensamiento y la conducta. En psicología, están asociadas a distintos fenómenos, incluidos el temperamento, la personalidad, el humor o la motivación». Las emociones se pueden dividir en dos tipos: Positivas (alegría, esperanza, satisfacción, bienestar, etc.) y negativas (ansiedad, culpa, estrés, enojo, ira, miedo, rencor, tristeza, preocupación, frustración, etc.)
La Biblia refiere acerca de nuestros corazones (aquella parte espiritual donde habitan nuestras emociones y deseos) que (1) no podemos confiar en ellos, pues no hay nada más engañoso (Jeremías 17:9), (2) de allí salen todas las maldades (Marcos 7:21-23) y (3) sólo podemos confiar en Dios y dejar que Él gobierne nuestras vidas (Proverbios 3:5-6). Necesitamos saber qué debemos hacer para que nuestras emociones estén bajo Su control, a continuación algunos consejos que me sirven y espero también te sirvan:
- Identifica las emociones que normalmente se desbordan en tu vida: Es importante que reconozcas cuáles son las emociones que normalmente se desbordan y que dañan a otras personas; si no reconoces ninguna, pídele a Dios que te muestre cuáles son.
- Arrepiéntete de vivir controlada por tus emociones: Necesitas arrepentirte y pedirle perdón a Dios por haber vivido siguiendo la dirección que te indica tu corazón.
- Entrégale tu corazón: Dios es el único que nunca nos fallará, por lo tanto sólo en Él podemos depositar lo más valioso que tenemos, nuestro corazón. Si aún no lo has hecho te invito a que lo hagas, te aseguro que será la mejor decisión de tu vida. Sólo Dios puede crear en nosotros un corazón y espíritu nuevos (Salmos 51:10, Ezequiel 36:26).
- No actúes según tus emociones: Decide hacer lo correcto aún cuando tus emociones te indiquen lo contrario. Dios te dará dominio propio cuanto más te arraigues a Él. Cada vez que una emoción negativa te invada identifica lo que estás pensando o sintiendo y reemplázalo con la Verdad para que puedas actuar con sabiduría.
No fuimos diseñadas para seguir a nuestros corazones o para ser controlados por nuestras emociones, fuimos diseñadas para amar a Dios y rendirnos a Él.
Este artículo se publicó originalmente en Bienaventurada.
Autor
Es miembro de la Iglesia Bautista Gracia, y sirve en el ministerio de Cuna. Reside en Lima, Perú, con su esposo Danny Mercado y su hijo Luan. Es hija y sierva de Dios por su infinita gracia, le fascina leer, escribir, aprender y enseñar la Palabra de Dios .Es licenciada en Administración, especialista en Certificaciones ISO. Actualmente se dedica a tiempo completo a su familia y en sus tiempos libres escribe artículos para la Gloria de Dios.