Hace un tiempo, leímos el libro “Las mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres” en el club de lectura de mujeres de mi iglesia. Debo admitir que me sorprendí en la cantidad de mentiras que creía casi inconscientemente y que, al creerlas, vivía de acuerdo a ellas; por ejemplo, jamás pensé que creía la mentira de que “Dios no es suficiente”; sin embargo, en muchos momentos sentía que necesitaba algo aparte de Dios para “completar mi felicidad”. ¿Te ha pasado? seguro que sí, y es que, todos los días estamos bombardeadas de mentiras, aquellas verdades sutiles y a medias que al fin de cuentas se convierten en pensamientos equivocados y que determinan la forma en la que vivimos.
Al inicio del libro la autora nos muestra cómo todo comienza cuando escuchamos una mentira. Luego empezamos a meditarla, creerla y finalmente actuamos de acuerdo a ella. Y así nos damos cuenta de lo parecidas que somos a Eva, a quien Satanás engañó haciéndole creer que era mucho mejor hacer lo que le dictaban sus emociones y razonamientos en vez de obedecer a Dios.
Al leer cada una de las cuarenta y cinco mentiras, sin lugar a dudas, te darás cuenta de que son estas mentiras; acerca de Dios, las que marcan la pauta para las demás, ya que como dice la autora: “Si nuestros pensamientos acerca de Dios son equivocados, tendremos pensamientos equivocados acerca de todo lo demás. Lo que creemos acerca de Dios determina la forma en que vivimos. Si creemos mentiras acerca de Él, tarde o temprano terminaremos obrando conforme a esas mentiras y terminaremos en diversos tipos de cautiverio”.
Después de meditar en cada una de las mentiras expuestas en el libro, seguramente sentirás que crees en varias y que has vivido por mucho tiempo esclavizada a ellas; pero ¡Ánimo! que la autora nos muestra también las verdades con fundamento bíblico para contrarrestarlas.
Los últimos capítulos nos recuerdan que necesitamos abandonar las mentiras y caminar en la verdad. Para ello necesitamos recordar continuamente que Cristo cargó la culpa por nuestros pecados y soportó el sufrimiento extremo para que pudiéramos ser libres. La autora nos insta a permanecer y someternos a la Verdad a través de una relación íntima con Cristo, mediante la oración, el estudio de Su Palabra y la comunión con otras cristianas.
Ahora quisiera compartirte algunas de mis frases favoritas de este libro:
- La forma en la que vivimos, que incluye nuestras decisiones, prioridades y reacciones frente al dolor, es lo que revela lo que creemos realmente.
- La verdad es que Dios es bueno. Sin importar que sus decisiones nos parezcan buenas o no, Él es bueno. Sin importar que lo sintamos o no. Dios es bueno. Sin importar que esto parezca real o no en nuestra vida. Él sigue siendo bueno.
- Nunca sabrás que solo necesitas a Cristo hasta que solamente lo tengas a Él. Y cuando solo lo tengas a Él, descubrirás que en verdad solo lo necesitas a Él”.
- Cuando tenemos los ojos puestos en nuestras circunstancias, en nuestros problemas, en otras personas, en nosotros mismos, Dios parecerá pequeño en comparación, distante o completamente ausente. En cambio, cuando levantamos nuestros ojos, aunque llenos de lágrimas, y lo contemplamos, “lo terrenal sin valor será a la luz del glorioso Señor”.
- El gozo verdadero no es la ausencia de sufrimiento, sino la presencia santificadora del Señor que nos sostiene en medio del dolor.
Finalmente quiero animarte a leer este libro, pues no importa si eres soltera, casada, con o sin hijos, estoy segura que será muy edificante para ti leerlo y compartir lo aprendido con tus amigas.
Autor
Es miembro de la Iglesia Bautista Gracia, y sirve en el ministerio de Cuna. Reside en Lima, Perú, con su esposo Danny Mercado y su hijo Luan. Es hija y sierva de Dios por su infinita gracia, le fascina leer, escribir, aprender y enseñar la Palabra de Dios .Es licenciada en Administración, especialista en Certificaciones ISO. Actualmente se dedica a tiempo completo a su familia y en sus tiempos libres escribe artículos para la Gloria de Dios.
