La Justicia de Dios

Existe la necesidad de una justificación verdadera. La humanidad está en una perdición total, los religiosos y no religiosos, judíos y gentiles, creyentes y ateos, todos en algún momento comparecerán ante el trono de Dios para ser juzgados. Dios ha manifestado su justicia a través de la historia, aquella norma de justicia es la perfecta ley de Dios que ha sido revelada (Romanos 3:21). 

La manifestación de la Justicia de Dios. 

Desde el Antiguo Testamento los profetas testificaban por medio de la ley el mensaje de Dios para el pueblo. Bajo la ley del Antiguo Testamento, la justicia de la ley fue una recompensa por las obras, todo giraba alrededor del producto del ser humano. La justicia vino a través de la conducta del hombre, es decir, que si el hombre hacia bien, sobre el caía bendición, pero si no obedecía la ley, sobre aquella persona caía maldición. Esto reveló algo muy claro en el corazón del ser humano, que por más que intentare hacer el bien muchas veces, continuamente la inclinación común del hombre era el mal.

Esto no pasó por desapercibido a Dios, en Su omnisciencia, Dios conocía que el hombre no iba a cumplir toda la ley, sin embargo, Dios manifestó Su justicia a través de la ley, así, mostrar la incapacidad, debilidad y pecaminosidad del hombre llevándolo a un propósito, apuntándolo a un punto a través de una Persona.

El propósito de la ley siempre ha sido Cristo (Romanos 10:4), ningún ser humano puede justificarse a través de las obras de la ley, es por eso que en el Evangelio, una nueva clase de justicia ha sido revelada. Dios mismo bajó, ese mismo Dios es Jesús quien fue a pagar en una cruz, esa verdad objetivamente rompe la barrera entre el hombre y Dios pero subjetivamente también la cruz nos comunica que Él es el único Verdadero Dios que en ninguna otra religión se puede decir que sólo un Hombre murió y resucitó para dar vida a muchos.

La realidad del Evangelio se ve expresado a través de la Persona de Cristo, considerando esa verdad, la nueva justicia de Dios por medio de Cristo es revelada por el Evangelio. La ley fue dada a los judíos, y no a los gentiles, esa fue una diferencia; sin embargo, en el Evangelio ya que no existe esa diferencia porque el Evangelio de salvación por Cristo está abierto para la humanidad (Romanos 3:22).

Bajo el Evangelio, la justicia de Dios ya no viene a través del obrar si no sólo viene a través de creer. La justicia del Evangelio es un regalo por medio de la fe en Jesucristo, es en Cristo que se satisface toda justicia, la justicia que en el ser humano no se puede concebir porque el corazón del hombre está inclinado a la injusticia – por naturaleza somos injustos, no buscamos a Dios.

El corazón del hombre está muerto en su injusticia, separado de Dios (Romanos 3:10-12). La verdad del ofrecimiento del Evangelio de salvación a la humanidad es única, sin embargo, ahora mismo hay personas en condenación, y muchos están camino a ese lugar.

En Romanos 3:23, al considerar el griego, el idioma original que ha sido escrito el Nuevo Testamento, la traducción que más se ajusta a la frase “están destituidos” es a través de la frase “no están alcanzando la gloria de Dios”. Esto quiere decir, no hay manera alguna que humanamente se pueda alcanzar la salvación por mérito alguno. Dios declaró a todos los hombres culpables, a fin de ofrecer a todos su don gratuito de salvación.

La explicación de la Justicia de Dios.

El mensaje del Evangelio, son las buenas nuevas para el mundo. En el libro de Romanos este mensaje es explicado como si fuera un diamante, donde cada lado es una porción brillante de la misma esencia del mensaje. Observaremos estos tres lados:

Uno, la Justificación: Explicación Legal. Pablo menciona en Romanos 3:24, “siendo justificados gratuitamente por su gracia”. La justificación es una de las doctrinas centrales del cristianismo. Una de las maneras de expresarlo, es la siguiente:

“El vocabulario de la justificación se deriva del tribunal de justicia, donde “justificar” es un verbo declarativo. En su forma nominal, “justificación” es una palabra legal que se refiere al estado judicial de una persona. Los términos bíblicos que rodean la justificación encuentran su origen en relaciones legales. El verbo griego dikaioo, que significa “justificar”, es esencialmente un término forense que denota básicamente una sentencia de absolución”[1].

Una buena manera de definir justificación es contrastarlo con su opuesto: condenación. Condenar es declarar que una persona es injusta. Es ser absuelto de cualquier acusación de culpabilidad y ser declarado absolutamente justo. Es el veredicto judicial de que, en cuanto a lo que la ley respecta, esa persona es culpable. Justificación es lo opuesto a condenación, justificar gratuitamente es pronunciar un veredicto de inocencia, eso significa sin el pago de ninguna clase. La justificación no es un proceso, es un acto donde en la obra de la cruz declara “absuelto” a un pecador que cree en Cristo.

Dos, la Redención: Explicación de Esclavitud. Pablo añade en la segunda parte de Romanos 3:24, “mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Sobre la cabeza de cada persona hay un precio que debe ser pagado para librarse de su esclavitud y condenación. Este precio, tiene que ser pagado por el pecador mismo o por un sustituto.

“La terminología de la redención es una de compra y, más especificamente, de rescate. Y rescate es lograr una liberación mediante el pago de un precio”.[2]

El precio completo del rescate ha sido pagado por la sangre derramada de Cristo, de modo que así proveyó la redención para la humanidad. Para efectuar la redención, además del pago del rescate, se necesita una manifestación de poder. Es posible que el precio de un esclavo haya sido pagado, pero es necesario sacarle de su lugar de esclavitud y ponerle en libertad. La redención del alma es llevada a cabo con sangre (precio del rescate) y con poder.

Tres, la Propiciación: Explicación Sacrificial. Pablo en Romanos 3:25 dice, “a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre”. Martin Lloyd Jones dijo, “Dios tiene una firme oposición a todo lo que es malo, surgiendo de su misma naturaleza. Su naturaleza es tal que El aborrece la maldad, odia la maldad, Su naturaleza necesariamente conduce a eso”.

“La propiciación en el contexto de la salvación tiene el significado de apaciguar la ira de Dios contra el pecado. El Señor Jesucristo por su sacrificio en la cruz apaciguó y aparto la justa y santa ira de Dios, la ira que el hombre debió sufrir”.[3]

Dios exhibió a Su Hijo como un sacrificio de expiación. Dios Padre fue quien inició el plan de salvación. Dios Padre fue quien dispuso el sacrificio de Su Hijo para satisfacer su justicia y apaciguar su propia ira.

El propósito de la Justicia de Dios.

El fin del Evangelio es muy claro, salvar el corazón del pecador, sin embargo, en Romanos 3:26, podemos notar que uno de los propósitos es mostrar que Él es Justo. Esa declaración nos apunta a que el Evangelio nos enseña que es imposible ser algo justo para justificar mi pena.

Otro punto muy claro de la justicia de Dios es mostrar que El justifica. No hay otro en la tierra quien pueda justificar, sino solamente el Creador de todo. Esa declaración nos apunta que el Evangelio nos enseña que es imposible hacer algo para que Dios me acepte. La única y mejor manera de manifestar la gloria del Evangelio es solo en Cristo Jesús.

Conclusión

El Evangelio es poder de Dios para la salvación, ese mismo evangelio es para todos (Romanos 1:16-17). Necesitamos escuchar que Jesús murió por los pecadores y que, si venimos a Él por fe, recibiremos el perdón de nuestros pecados y la dádiva de la vida eterna. El mensaje puede ser presentado de diferentes maneras, pero siempre debe ser el Evangelio.

Un verdadero creyente necesita el Evangelio, no sólo el incrédulo necesita el mensaje del Evangelio, sino el creyente debe tener una constante reflexión en lo que Cristo hizo por Él en la cruz. El peor pecado de un creyente es auto-justificarse, esto lo puede llevar al punto de creer que es tan bueno para merecer la justicia de Dios, cuando olvida todo lo significa nuestras vidas delante de un Dios Salvador. Jerry Bridges dijo, “la gracia de Dios, su favor inmerecido, no depende nunca de nuestro desempeño, sino siempre de los méritos inalterables de nuestro Señor Jesucristo”.

La justicia de Cristo ha llegado a ser nuestra justicia. Nuestros pecados se le imputaron a Él, y el castigo por ellos fue totalmente pagados por Cristo en la cruz. La justicia de Dios debe ser reflejado en el cristiano por medio de Cristo y conducirá al creyente a aborrecer el pecado. No sólo nos salvó por gracia, sino que también vivimos por ella cada día.

[1]  Donald Carson y Timothy Keller. La Centralidad del Evangelio. Miami: Editorial Patmos, 2014, p.180

[2] John Murray, La redención: Consumada y Aplicada. Libros Desafío, Grand Rapids, Michigan, 1955, p.40

[3] Jerry Brigdes, La Disciplina de la Gracia, Bogotá: Editorial Literatura Cristiana, 2001, p.59

 

 

 

 

Autor

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Vive en Lima, Perú. Es uno de los pastores de la Iglesia Bautista Gracia. Tiene una Licenciatura en Educación, Maestría en Artes en Southern Baptist Theological Seminary y una Maestría en Divinidad en Midwestern Baptist Theological Seminary. Actualmente, es candidato al Doctorado en Ministerio en Southern Baptist Theological Seminary. Está casado con Laura, con quien tiene una hija. Le encanta leer y tener conversaciones acompañado con una taza de café.

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