La Carta de un Pastor

Para mis hermanos en la fe.

“Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 1:2-3).

Nunca antes en mi vida cristiana me ha tocado vivir lo que estamos viviendo en estos días de pandemia. Desde que Dios salvó mi vida, siempre anhelaba profundamente estar en el templo reunido con la iglesia. En este tiempo, Dios en su gracia me ha permitido pastorear su iglesia, poniendo en mi corazón un amor por los suyos. Si hay algo que anhelo es esperar que llegue el domingo para estar con la grey del Señor.

Sin embargo, eso no es posible ahora, ha pasado más de un mes, y en muchas partes del mundo muchas iglesias han tenido que cerrar sus templos. Nunca antes esto se ha visto en la historia de la iglesia, y este episodio quedará grabado en los registros de la historia del cristianismo.

Estoy aprendiendo a sobrellevar nuevas oportunidades virtuales para poder llegar a estar en contacto con mis hermanos. Desde buscar cuál es el mejor programa que se ajusta para poder vernos virtualmente en la mitad de la semana hasta aprender a colocar bien la cámara para que la grabación tome su curso.

Aún en esas pequeñas cosas, Dios las ha utilizado para mostrarme que no soy el Mayor de los Pastores. No voy a negar que hubo momentos de frustración buscando tener el mejor producto tecnológico, luchando con las redes sociales, pero esas dificultades han sucedido para mostrarme una vez más que yo no puedo controlar el resultado.

Jesús es el Príncipe de los Pastores, Él es el Mayor de los Pastores, si yo no puedo estar ahora como mis hermanos, yo sé que Él está con ellos, no solamente un tiempo en la semana, sino todos los días de sus vidas. Eso llena mi corazón de gozo, porque Él sigue siendo soberano aún en estas circunstancias.

Un verdadero creyente anhela profundamente en su corazón ver reunida a la iglesia físicamente en estos tiempos de cuarentena. Si eso es verdad, debes imaginar cuánto más anhelo produce en su corazón ver ya reunida a toda la iglesia de Cristo en la Ciudad de Dios.

Poder estar congregados como un solo cuerpo para siempre, sin la muerte rodeándonos, o la enfermedad asomando nuestros hogares, y sin el maldito pecado en nosotros.  Participar de la Gran Reunión, la Gran Boda del Esposo y su Iglesia. Y ser parte de la Ceremonia con los mártires de la iglesia que dieron su vida por el Evangelio.

Estos tiempos de aislamiento, me ha llevado anhelar aún más la esperanza en el Señor. “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (I Pedro 1:3).

Si hasta aquí todo ha perdido su valor para ti, y este mundo ya no te satisface, aún si todo esto volviera a la normalidad en algún momento, algo diferente ya está en ti. Haz comenzado a gustar a Cristo Jesús.

 

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Vive en Lima, Perú. Es uno de los pastores de la Iglesia Bautista Gracia. Tiene una Licenciatura en Educación, Maestría en Artes en Southern Baptist Theological Seminary y una Maestría en Divinidad en Midwestern Baptist Theological Seminary. Actualmente, es candidato al Doctorado en Ministerio en Southern Baptist Theological Seminary. Está casado con Laura, con quien tiene una hija. Le encanta leer y tener conversaciones acompañado con una taza de café.

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