Una de las cosas que disfruto hacer en mi vida es leer. Hace poco termine de leer un buen libro de Kevin DeYoung, titulado “Confía en su Palabra”. Muchos libros y artículos se han escrito sobre la Palabra de Dios, mas este libro nos muestra de manera muy resumida y sencilla la importancia y necesidad de tener la Palabra de Dios en nuestras vidas. Por este motivo, deseo sugerir la inclusión de este libro en tu lista de lecturas.
Hay cuatro características esenciales que tradicionalmente se han resaltado como atributos de la Escritura: suficiencia, claridad, autoridad y necesidad. DeYoung, escribiendo sobre este tema, menciona lo siguiente:
“De los cuatros atributos de la Escritura, [la suficiencia] podría ser el que los evangélicos primero olvidan. Si la autoridad es el problema liberal, la claridad es el problema de la pos-modernidad, y la necesidad es el problema de los ateos y agnósticos, entonces la suficiencia es el atributo que muchos cristianos que asisten a la iglesia a menudo dudan”.[1]
Una vez el pastor y predicador galés que influyó en la reforma del movimiento evangélico británico en el siglo XX, Martyn Lloyd-Jones, mencionó en su clásico libro “Depresión Espiritual”, lo siguiente:
“El problema con los cristianos que no son felices es que, en realidad, no creen en las Escrituras ¿Nos habíamos puesto a pensar en esto? A veces decimos: “Mi problema parte de ese terrible pecado que he cometido”. Pero debo permitirme decir, en el nombre de Dios, que no es ese el problema. Nuestro problema radica en nuestra incredulidad, y es que no creemos en la Palabra de Dios”.[2]
Es muy cierto el argumento del pastor Martyn Lloyd-Jones. Muchos cristianos luchamos con descansar totalmente en la suficiencia de las Escrituras, y no creemos a la Palabra de Dios por tener nuestros corazones en tradiciones, experiencias o en alguna otra “nueva revelación” fuera de Dios.
Hay mucho que podría incluir dentro de este escrito sobre el libro Confía en su Palabra, más me limitare a plasmar cuatro pensamientos que Kevin DeYoung resalta muy bien sobre la suficiencia de la Escritura, y las razones del porqué deberíamos confiar en la Palabra de Dios.
Primero, con la suficiencia de las Escrituras mantenemos a la tradición en su lugar. La tradición no tiene un rol igual a la Biblia, en cuanto a nuestro conocimiento de la verdad. Los concilios o confesiones son importantes para la Iglesia, pero no se pueden elevar al mismo nivel que la Palabra de Dios. La suficiencia de la Escritura descansa bajo el principio de la revelación divina. La Escritura es el libro dado a la Iglesia como autoridad de fe y practica que demanda una respuesta de obediencia en la vida del cristiano.
Segundo, porque la Escritura es suficiente, no debemos añadir o quitar nada de la Palabra de Dios. Si la Escritura tiene la última palabra en nuestras vidas, no se debería cambiar ni una jota, ni una tilde a la ella (Mateo 5:18). Jesús nos muestra que no se puede poner a un lado, ni mucho menos minimizar la revelación de Dios. Cuando tenemos nuestra lectura en la Palabra, debemos siempre reconocer que tiene el sello de Dios desde el inicio hasta el fin. La Escritura es suficiente, y no podemos tomar a la ligera las advertencias de Dios sobre la reducción de su Palabra (Apocalipsis 22:19).
Tercero, dado que la Escritura es suficiente, podemos esperar que la Palabra de Dios sea relevante para todo en la vida. La Biblia contiene todo lo que debemos saber acerca de esta vida y la venidera. Todos los detalles acerca de la voluntad de Dios para con el hombre se encuentran únicamente en el Biblia.
Ya que la Biblia se encuentra en forma escrita, podemos acudir a ella cuantas veces sea necesario con el propósito de conocer sus verdades. Si usted entiende el valor de la Palabra de Dios en su vida, buscará con desesperación de la misma manera que un niño que ha gustado varias veces de la leche materna y no desea dejar su alimento. Para el verdadero cristiano, el deseo y el hambre por la Palabra de Dios debe ser relevante y mayor cada día (1 Pedro 2:2).
Cuarto, la doctrina de la suficiencia de la Escritura nos invita a abrir nuestras Biblias y escuchar la voz de Dios. La vida espiritual fluye de la Palabra de Dios. Necesitamos oír lo que Dios tiene en su Palabra cada momento. Jesús en la parábola de la semilla, usó la figura de la “semilla” para representar su Palabra. Es vital que la Palabra de Dios este plantada en el corazón del hombre; solo así podrá producir verdadero fruto.
La Iglesia tiene el rol, por medio de los pastores, de predicar y alimentar con la Palabra la vida de los cristianos, con el propósito de animarlos a leer y meditar en ella cada día, y a comprometerse a esparcirla a los oídos de otras personas.
Para concluir, la Palabra de Dios es más que suficiente para que la Iglesia de Cristo viva para Su gloria, y persevere en su necesidad de la Escritura; tal como diría Kevin DeYoung: “necesitamos la revelación de Dios para conocer a Dios, y la única revelación segura, salvífica, final y perfecta de Dios se halla en la Escritura”.[3]
[1] Kevin DeYoung. Confía en su Palabra. Editorial: Portavoz. Grand Rapids, Michigan, p.46
[2] Martyn Lloyd-Jones. Depresión Espiritual. Libros Desafíos. Grand Rapids, Michigan, p.77
[3] Kevin DeYoung. Confía en su Palabra. Editorial: Portavoz. Grand Rapids, Michigan, p.93
Autor
Vive en Lima, Perú. Es uno de los pastores de la Iglesia Bautista Gracia. Tiene una Licenciatura en Educación, Maestría en Artes en Southern Baptist Theological Seminary y una Maestría en Divinidad en Midwestern Baptist Theological Seminary. Actualmente, es candidato al Doctorado en Ministerio en Southern Baptist Theological Seminary. Está casado con Laura, con quien tiene una hija. Le encanta leer y tener conversaciones acompañado con una taza de café.