Si hoy estás esperando a que Dios muestre a tu vida la persona correcta, lo mejor que puedes hacer es orar, esperar, crecer y prepararte para que cuando ambos unan sus vidas, estén listos y preparados para el matrimonio. Así que tiene mucho sentido que en ese proceso un joven se pregunte: ¿Qué es lo más básico que yo debería saber sobre el noviazgo cristiano? Espero poder ayudarte a continuación presentándote al menos tres verdades que te animo a considerar si estás o no en una relación.
- El noviazgo no es lo más necesario.
Si Dios es la realidad de tu vida, entonces es eternamente mejor para tu alma no tener un noviazgo y tener a Cristo, en vez de tener un noviazgo que luzca bien y no tenerlo a Él. Un buen noviazgo es hermoso porque puede ser un eco del evangelio que nos habla de la iglesia como la novia prometida de Cristo; pero un noviazgo no es el evangelio. Necesitas a la persona que el Evangelio proclama, y esa persona es Jesús.
Cualquier noviazgo que puedas tener en esta tierra es incapaz de morir por ti, reconciliarte con Dios, darte una esperanza firme para afrontar cualquier circunstancia adversa en tu vida, y darte la gracia que solo Cristo puede otorgar. Por eso necesitamos entender el significado de la cruz y la tumba vacía.
La soltería es un don y tiene dos aspectos:
La soltería es un don que se debe aprovechar. La soltería es una condición normal y se debe entender así. La soltería debe ser pasiva, porque es un tiempo óptimo para controlar las emociones y pensamientos. “Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.” (I Corintios 7:6-7).
La soltería es un don que se debe ejercitar. No vivas preocupado o angustiado por casarte. No vivas afanado en la búsqueda de cambiar tu estado sentimental mientras que Dios no te ha concedida tal privilegio. Es por eso que la soltería debe ser activa, porque es un tiempo ideal para prepararse y crecer de manera espiritual. Cada uno debe centrarse primero en Dios, y por medio de esa óptica considerar la realidad de su situación matrimonial.
Piensa un momento esto: Si ahora estás soltero, necesitas reconocer que tal vez el plan de Dios para ti es que permanezcas así hasta que Cristo venga. Podrías hacerte estas preguntas sin una lucha en tu corazón ¿Creerías que Dios es malo contigo si te deja soltero toda tu vida aquí? ¿Verías tu soltería como una maldición o una oportunidad para glorificar a Dios en la soltería? Esto puede ayudarte a descubrir si idolatras el noviazgo.
Idolatrar una relación es dañino
En cambio, cuando si estamos satisfechos completamente en el Señor, por lo que Él es y ha hecho por nosotros, entonces podemos amar a nuestra novia(o) sin exigir lo que no puede darnos. Podemos vivir en paz estemos o no estemos en una relación. Podemos amar a nuestra novia(o) mejor amando más a Dios.
Así que el secreto para un noviazgo exitoso es entender que no necesitas un noviazgo. Es entender que necesitas más a Cristo, permanecer unido a Él por medio de la fe, y procurar eso mismo para la otra persona. Esto es lo que hace la diferencia en la vida, estés en una relación o no.
Ambas personas deben entender que no se necesitan, y deben buscar primero el máximo gozo en Dios.
- El noviazgo no es lo más importante.
Ante esta realidad, necesitamos entender que el noviazgo no es lo más importante en el universo. La gloria de Dios es lo más importante en el universo. Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos (Ro. 11:36)
Idolatrar el noviazgo te hará exigir demasiado de tu noviazgo, o vivir miserable si no estás en una relación. Esta es una receta para el mayor problema en medio de un mundo que ya es caótico por causa del pecado.
- El noviazgo cristiano tiene como meta glorificar a Dios.
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Co. 10:31).
Necesitamos entender que Dios nos llama a vivir para Su gloria, estemos en un noviazgo o no. Somos llamados a comprometernos con la pureza y la santidad. Esto debe cambiar la manera en que ves el noviazgo. Un noviazgo no debe ser para “pasar el rato y estar juntos”. No es para usar a otra persona para tu placer y beneficio.
No debe ser un experimento con nuestros corazones y cuerpos (que pertenecen al Señor si somos creyentes) o los de alguien más (pues somos llamados amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos). En cambio, un noviazgo debe tener como fin exaltar y glorificar el nombre de Dios.
¿Cómo luce un noviazgo que glorifica al Señor?
Si estas considerando al Señor en tu vida, deberías considerar como luce un noviazgo Cristo-céntrico.
- Ambas personas en la relación procuran ayudar a la otra a crecer a imagen de Jesús, recordándose las preciosas verdades del evangelio.
- Ambas personas en el noviazgo procuran guardarse del pecado, evitar las tentaciones, ayudarse a buscar más del Señor.
- Ambas personas se muestran gracia porque Dios les ha mostrado gracia. Y ya que el evangelio nos modela que la recompensa y consumación apropiada del amor entre hombre y mujer es el matrimonio.
Un noviazgo que glorifica al Señor procura como meta un matrimonio para la gloria de Él.
El evangelio debe animarte a buscar en oración la voluntad de Dios, con ayuda de personas mayores y sabias, antes de entrar en un noviazgo. La meta debe ser clara: adorar al Señor en todo y llegar a un matrimonio en donde ambas personas sigan adorándolo.
A veces esa meta no se alcanza por varias razones, la mayoría de las cuales son muy dolorosas y complicadas. El pecado es escurridizo y daña muchas relaciones. Es por eso que toda pareja en noviazgo, o considerando iniciar uno, necesita ser sabia al respecto. Al mismo tiempo, es posible que al leer todo esto puedas ver que has cometido serios errores. Sé lo que es equivocarse, y no estás solo en esto. ¡No quiero que al leer esto te deje desanimado!
Entonces, ¿qué hacer al respecto? ¿Cómo seguir con nuestras vidas cuando el dolor de una relación amorosa se rompe o el pecado nos golpea?
Déjame decirte qué podemos hacer: Podemos mirar a Cristo quien nació, vivió, murió, resucito por ti para dar un nueva vida a tu ser. Podemos aferrarnos al evangelio. Esto hace toda la diferencia en el mundo. Es lo que nos consuela cuando hemos fallado y pecado, y al mismo tiempo nos impulsa a vivir en santidad. Podemos confiar en la soberanía de Dios, acudir a Él en arrepentimiento por nuestros pecados, y seguir hacia adelante en su voluntad para tu vida. A fin de cuentas, Cristo nos ama, y esto más que suficiente.
Este artículo es una adaptación que se publicó originalmente en Coalición por el Evangelio.
Autor
Vive en Lima, Perú. Es uno de los pastores de la Iglesia Bautista Gracia. Tiene una Licenciatura en Educación, Maestría en Artes en Southern Baptist Theological Seminary y una Maestría en Divinidad en Midwestern Baptist Theological Seminary. Actualmente, es candidato al Doctorado en Ministerio en Southern Baptist Theological Seminary. Está casado con Laura, con quien tiene una hija. Le encanta leer y tener conversaciones acompañado con una taza de café.
- Rubén Villarhttps://blog.graciaenlima.com/author/ruben/
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