7 razones para agradecer a Dios en estos tiempos de Aislamiento

En muchos lugares del mundo se vive aún bajo el temor frente a este virus Covid19 – Coronavirus. Ese miedo se ha visto reflejado por el pánico apoderado de los hombres buscando comprar desmedidamente frente a esta situación. Quedará grabado en la memoria de mi vida, cuando quede sorprendido al observar que ni bien entre a una tienda que suelo comprar mensualmente para mi hogar, una cola inmensa que bordeaba todo el perímetro de la tienda, y era solo la fila para pagar.

El Perú, desde el lunes 16 de marzo, ha ingresado en un Estado de Emergencia, cerrando así todas sus fronteras, y pidiendo a las personas quedarse en casa para que no expongamos nuestras vidas frente a esta pandemia.

Para muchas personas esta situación fue muy alarmante, pero fue necesaria para evitar la propagación de este virus. Muchos colegios, institutos, universidades, centro comerciales, iglesias, y entre otros instituciones han tenido que cerrar sus puertas, y entrar en un aislamiento de 15 días.

Muchas personas se encontraron en la incertidumbre, y haciéndose la gran pregunta ¿Y ahora, qué hacemos? Muchos pesando más en sus trabajos, recursos y alguna otra actividad muy cotidiana que hacían, y por todo este aglomerado de cosas como suele pasarnos, olvidamos que esta también es una oportunidad para agradecer a Dios.

La Biblia nos insta agradecer a Dios en todo tiempo (1 Tesalonicenses 5:18), porque verdaderamente esa es la voluntad de Dios más allá de la situación que nos encontremos. Aquí hay siete razones porque agradecer a Dios en estos tiempos de aislamiento:

  1. Agradecer a Dios porque no tenemos el control absoluto de esta situación.

Y realmente es este un gran motivo de gratitud. Es Dios quien tiene el control supremo de todo, aun de esta enfermedad mundial. Como seres humanos amamos tener el control de las cosas, y muchas veces hasta pensamos que manejamos mejor las cosas, pero cuando las cosas salen fuera de nuestro control automáticamente entramos en angustia y desesperación. Vivir bajo nuestro propio control es una ilusión, que prontamente se romperá, y justamente en esos momentos es como Dios nos clamara desde los cielos “Yo tengo el control”, Dios sigue sentado en su trono gobernando y teniendo su autoridad sobre todas las cosas.

  1. Agradecer a Dios por las autoridades que han tomado medidas para nuestro bienestar.  

Desde que el Presidente de la Republica anunció medidas de prevención. Esa comunicación fue sensible frente al caos que se vivía a nivel mundial. Nuestros gobernantes están buscando activamente poner un alto a la propagación del Coronavirus para el bienestar del pueblo peruano. Aunque no es en muchos casos, conociendo la realidad caída del hombre, Dios nos ha dado las autoridades para nuestro bienestar, recordemos que es motivo para agradecer a Dios. (1 Pedro 2:13-15)

  1. Agradecer a Dios por la vida que Él en su gracia nos regala.

Con esta enfermedad, una vez más se ha mostrado la fragilidad del ser humano. La vida es como una bella flor que pronto florece, crece, y luego se seca. La vida del hombre es corta, y es trágico recordar esta situación. Esto nos debe llevar a pensar que la muerte no fue el orden natural que Dios tenía, sino que esto es el efecto de haber rechazado a Dios. Hay muchas muertes alrededor del mundo por causa de esta epidemia, el hombre es débil y frágil. Sin embargo, mientras tengamos vida, debe saltar el corazón de gratitud, por su gracia nos regala un día más de vida.

  1. Agradecer a Dios porque es muy posible que puedes separar un tiempo para Él.

No hay duda que vivir en el centro mismo de un país, hace que nuestra vida caiga en cualquier momento en un trajín de idas y vueltas. Muchos buscan pasar un tiempo con el Señor durante el día, y en muchas oportunidades se hace difícil por las responsabilidades del trabajo, estudio o de la casa. Podría responder a la pregunta ¿Y ahora, que hago? Bueno, Dios ha provisto un tiempo muy especial para separar momentos para que busques a Dios desde la comodidad de tu hogar. Busca tiempos en la Palabra, y en la oración. Recuerda que la vida espiritual fluye por medio de la Palabra de Dios.

  1. Agradecer a Dios porque puedes pasar más tiempo con tu familia.

Muchas familias sufren con el hecho de estar muchas horas fueras del hogar. Muchas esposas sufren por no pasar un buen tiempo de calidad conversando con su esposo. Muchos padres sufren, por no dedicarles al menos un tiempo en el día a sus hijos, porque casi cuando llegan de trabajar están los niños ya durmiendo. Este es un tiempo muy especial para pasar en familia, es muy probable que muchas familias después de mucho tiempo pueden tan solo el hecho de almorzar juntos por varios días. Busca actividades de integración en estos días, sé intencional buscando tiempos familiares.

  1. Agradecer a Dios porque esta vida no lo es todo.

Y una vez más, esta enfermedad ha dado por sentado esto. Nos hemos dado cuenta que por un instante podemos perder el trabajo, los recursos, los estudios, y hasta la propia vida. Es muy probable que esta crisis nos está revelando donde realmente tenemos nuestra mirada. Es muy probable que esta situación este abriendo nuestros ojos realmente por lo que deberíamos estar preocupados. Quizás te estés dando cuenta que tu corazón está sujeto a algún placer oculto, recuerda son placeres falsos que fallan, la vida no es el todo.

C.S. Lewis, en su libro “Sorprendido por el Gozo”, dijo lo siguiente, “Si nos encontramos con un deseo que nada en este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que hemos sido hechos para otro mundo.» El verdadero gozo de la vida está centrado en Dios mismo.

  1. Agradecer a Dios porque tenemos una esperanza gloriosa mucha más segura.

Todo esto tendría sentido, si pudieras responder a esta pregunta ¿Qué esperanza tengo frente a esta pandemia? Es maravillosa saber que nuestra vida puede tener una seguridad. Sin embargo, esa esperanza proviene de alguien fuera de nosotros. Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque este muerto, vivirá”. (Juan 11:25).

Jesús murió aislado en una cruz por el pecado del hombre, y después de tres días resucito para hacer realidad la nueva vida en Él. Jesús sabe que es pasar la muerte, pero al mismo tiempo sabe muy bien que es dar nueva vida. Esta es la esperanza cubierta de gratitud más segura que podemos gozar únicamente por la fe en Cristo.

 

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Vive en Lima, Perú. Es uno de los pastores de la Iglesia Bautista Gracia. Tiene una Licenciatura en Educación, Maestría en Artes en Southern Baptist Theological Seminary y una Maestría en Divinidad en Midwestern Baptist Theological Seminary. Actualmente, es candidato al Doctorado en Ministerio en Southern Baptist Theological Seminary. Está casado con Laura, con quien tiene una hija. Le encanta leer y tener conversaciones acompañado con una taza de café.

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